martes, 6 de enero de 2015

8 de febreiro: San Finx (Lousame) - A Muralla

Ruta circular de 16,5 km aproximadamente, dificultade media - alta, tempo estimado da ruta de andar: sobre 5 horas (paradas incluidas)
Puntos de saída ás 8.15 diante da Casa da Cultura de Boiro, e ás 8.45 diante do Museo das minas de San Finx (Lousame).

- inicio nas minas de San Finx.
- pasaremos polo río de San Finx (Rego do Espiño)
- ascendemos e bordeamos o Monte de Silvarredonda.
- ascendemos A Muralla.
- pasamos por Aldaris.
- Cruzamos o río Soñora.
- Pasamos cerca de Xestoso.
- ascendemos hacia o parque eólico do Treito.
- e de volta para as minas de San Finx

Javi fixo de guía.
Neste enlace está o track da ruta http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9018603

















Neste enlace hai unha crónica da ruta feita por Nino http://subeaobarbanza.blogspot.com.es/2015/02/de-las-minas-de-san-finx-al-pico.html


Se fixeches fotos na ruta e queres publicar algunha neste blogue, envíaa por email a vintedouspes@gmail.com

MINAS DE SAN FINX
La historia documentada de las minas de San Finx, comienza cuando el ciudadano británico Sir Thomas Winter Burbury llegó al área de Noia en la década de 1880 y, después de hacer algunas prospecciones, solicitó concesiones mineras de estaño. Estas estaban situadas por los alrededores de Noia, y le fueron donadas a su sobrino Sir Henry Winter Burbury. Este último fue haciendo prospecciones y en 1890 aparece como propietario de la concesión Phoenicia, inscrita en el Registro de la Propiedad de Noia, ubicada en San Finx, y que se convertiría a lo largo del siglo XX, junto con el funcionamiento de las cinco fábricas de papel en las orillas del río San Xusto y del Vilacoba, en el referente del patrimonio industrial del concello de Lousame. Mas aún, este yacimiento llega a ser el motor económico de Lousame y de todo el entorno en las décadas centrales del siglo XX, en las que predominaba la necesidad y el hambre.
La compañía inglesa “The San Finx Tin Mines Limited” registra la concesión minera de estaño “Phoenicia” situada en el lugar de Covas dos Mouros, cerca de la aldea de Forjano (actualmente Froxán). Estos son los primeros documentos modernos que hacen referencia a la explotación de las minas de San Finx, pero si nos fijamos en la etimología de los topónimos anteriores y de otros que encontramos en el entorno (Fonte Ferreiros, O Agro do Forno...), nos induce a pensar que ya en épocas muy antiguas hubo en este lugar explotación y fundición de minerales.
Tras pasar por varios cambios de propietarios, siempre ingleses, las Minas tuvieron su último gerente de esta nacionalidad desde 1933 hasta el final de la Guerra Civil, su nombre era Alfred Burne, que durante este período residía en la casa de gerencia construída por sus antecesores. Durante este período, el mineral que se explotaba era el estaño, fundamentalmente, pues el wolfram aun no tenía tantas aplicaciones conocidas.
La Fiebre del Wolfram.
Es esta una etapa de importancia primordial en la historia de las minas de San Finx, que se correponde con los años 40 y 50, que es cuando se comienza también con la extracción de este otro mineral, el wolfram, que también aparece en San Finx con mucha pureza y con una abundancia similar a la del estaño. Este período de gran valor del mineral (wolfram), dada la demanda de los países que estaban involucrados en la segunda guerra mundial, especialmente Inglaterra y Alemania, da lugar a que lleguen a Lousame cientos de personas desde ayuntamientos limitrofes y otros no tan próximos como consecuencia del hambre con el que se convivía en los primeros años de la posguerra.
Esta gente, que venía diariamente a pie por los diferentes caminos, que se convertían en hervideros desde las primeras horas de la mañana o se quedaba a dormir en las aldeas próximas a las minas, trabajaba extrayendo wolfram a nivel superficial en la llamada "zona libre" 1. A esta forma de ganar unas pesetas cuando tanto se necesitaban le llamaban los propios trabajadores (tanto de la zona libre como del monte de los alrededores), "andar á roubacha" o "ir ás pintas".
Es en este contexto de miseria y hambre cuando San Finx supuso un impulso importante en la economía de la zona, y como consecuencia también la demografía de Lousame se ve afectada, creciendo la población de los alrededor de 4000 habitantes que tenía el ayuntamiento en 1900 hasta superar los 6500 en el año 1955. Este hecho es mas significativo si tenemos en cuenta que esta primera mitad del siglo XX se caracteriza en toda Galicia por una masiva emigración hacia América en busca de una mejora en el medio de vida cuando en nuestra tierra había pocas posiblidades de progresar.
El colectivo femenino formaba una importante parte del contingente de los habitantes y trabajadores de las Minas en esta época, conviviendo las trabajadoras sin contrato con aquellas que si tenían su situación laboral regulada. Ellas desempeñaban todo tipo de trabajos, servicio doméstico, cargando vagones, separando el mineral, secándolo, llevando agua a las casas y fábricas mientras no se introduce el agua corriente, trayendo leña para las fábricas (los hornos y secadoras del mineral se calentaban con leña de tojo) y casas o buscando estaño y wolfram por le monte. Como puede evidenciarse, en esta época de mayor explotación el trabajo de las mujeres es fundamental en San Finx, pero no sólo vivían mujeres que trabajaban en la mina, también habitaban allí algunos trabajadores con sus familias: ascendientes, mujeres e hijos.
En el contorno de la infraestructura minera, debido a la cantidad de gente que allí trabajaba, se constituye poco a poco un poblado. Tanto los mineros como sus familias podían residir en las casas construidas por la empresa explotadora para tal fin: El Cuartel Nuevo, El Cuartel Viejo, Las Casas Baratas, La Casa del Páramo... Los gerentes residían, hasta los años 60, en la Gerencia; en la Casa Azul vivían facultativos y pagadores y sus familias; en la Casa de Castiñeiros, se alojaban facultativos; el médico vivía en la Casa de Regos; en la Casa del Páramo vivían los trabajadores solteros; en el Cuartel Viejo vivía un grupo escogido de trabajadores, oficinistas, encargados....; en el Cuartel Nuevo (donde hoy están situadas las separadoras magnéticas y los hornos) se alojaban entre 40 y 50 mineros, disponiendo una pequeña fonda, cocina y carnicería; se podía contratar el servicio de cocinera. En las casas baratas, dos edificios con tres viviendas cada uno, residían algunos trabajadores y sus familias. Por estas casas pagaban, dependiendo de la época, entre una y dos pesetas, precio en el que se incluía tanto el alojamiento como la electricidad. Buena parte de estas edificaciones fueron construidas en la etapa de propiedad inglesa.
Estas minas hay que relacionarlas también con gran cantidad de muertos: en los años 20 por las penosas condiciones de trabajo con polvo siempre en suspensión, lo que dio a muchos muertos por silicosis; pero también hubo abatimientos de galerías, asesinatos cuando la gente andaba robando y haciendo contrabando de mineral, etc.
A partir de los años 60 el precio de los minerales va decayendo y con el viene el progresivo abandono de la explotación que termina a finales de los años 80 con el cese de la actividad extractiva.

No obstante, la imagen de las minas que todavía perdura en la memoria de la gente, es de un creciente núcleo de población, en el que una gran multitud de gente trabajaba y se desplazaba de un lado para otro. Es una imagen de progreso económico en la que había, además maravillosos jardines, piscina, pista de tenis, y otras instalaciones deportivas en este, otrora, importante núcleo minero.
En la actualidad se está reabilitando el poblado de la mina y ya está acondicionada como museo y centro de interpretación la antigua escuela. Esto supone el resurgir de este lugar que tanta importancia, a todos los niveles, tuvo para Lousame.
1 La “Zona Libre” es un área que no estaba incluida en la concesión minera que explotaba “Industrias Gallegas S.A.” desde el año 1941, después de ser nacionalizada esta mina al final de la Guerra Civil.

Cuando el oro negro desataba fiebre

En su era esplendorosa, San Finx llegó a tener cuatrocientos empleados y propició la apertura de otros yacimientos. Una empresa quiere ahora retomar la actividad
Autor:
M. X. Blanco
Localidad:
ribeira/la voz.
Fecha de publicación:
9/5/2010
Año 1939. Fuerzas armadas de más de setenta países participan en el conflicto armado más grande y sangriento de la historia. Por lejano que pueda parecer este escenario para los barbanzanos, la segunda Guerra Mundial tuvo en esta comarca una gran repercusión, sobre todo en lo que al ámbito económico se refiere. La demanda de wolframio para la elaboración de material bélico propició el despegue definitivo de la mina de San Finx y con él, la apertura de yacimientos en diversos puntos de la comarca. Fue la época de la fiebre del oro negro, que dio sus últimos coletazos a finales de los ochenta, marcando el declive y posterior cierre de la explotación lousamiana. Ahora, tras dos décadas de inactividad, una empresa pretende volver a sacar partido a las excavaciones aprovechando que algunos minerales cotizan de nuevo al alza.
Pese a que fue coincidiendo con la segunda Guerra Mundial cuando San Finx vivió su época dorada, la historia de la mina comenzó mucho antes. Está constatada la exportación de estaño a través de la ruta fenicia en la Edad de Bronce, mientras que, en la baja Edad Media, parte de la producción se destinaba al consumo local, sobre todo a los talleres de orfebrería de Santiago.
La explotación de la mina lousamiana bajo un modelo racional de aprovechamiento se inició en 1884 de la mano de la familia Burbuny, de origen británico. Años después, en 1897, se constituiría la sociedad The San Finx Tin Mines Limited, que constituyó nada menos que la primera explotación de wolframio de España y una de las primeras de Europa. Ya por aquel entonces, el yacimiento barbanzano tenía gran relevancia. De hecho, disponía de las instalaciones más punteras de la época a nivel tecnológico.
La época dorada
Pero fue a partir de 1940, coincidiendo con el cambio de dirección de la empresa, que pasó a manos de Industrias Gallegas, cuando San Finx y, paralelamente Lousame, registraron un auge que parecía imparable. La plantilla de trabajadores de la mina fue en aumento y en el entorno del yacimiento fue surgiendo un poblado, en el que buena parte de los cuatrocientos empleados residían con sus familias. Además de viviendas, en la aldea se construyeron todo tipo de infraestructuras y servicios, desde una escuela hasta un centro médico.
Era la época de la fiebre del oro negro y todos querían subirse al carro del wolframio y del estaño. De hecho, fue cuando se extendió la práctica de la roubacha , que permitió a muchos barbanzanos subsistir y a algunos, hacerse incluso con importantes fortunas.
Tal era el bum, que empezaron a surgir en toda la comarca de Barbanza yacimientos, la mayor parte de ellos, negocios de carácter casi familiar. La mina de Llovo en Corrubedo, Mondelo en Palmeira y otras en A Pobra, Rianxo, Porto do Son y la ría de Muros-Noia. Quizás por su proximidad a Lousame, Boiro sí tuvo un par de explotaciones dignas de destacar: A Mina de Santiago de Lampón, que Estañería de Arousa explotó durante unos treinta años, hasta la década de los sesenta; y La Esperanza en Moimenta, donde llegaron a trabajar más de doscientas personas.
El declive
Tras el fin de la Guerra Mundial fue el conflicto de Corea, que tuvo lugar en los primeros años de la década de los cincuenta, el que hizo que las minas barbanzanas, con San Finx a la cabeza, registraran una actividad febril. La conclusión de esta batalla marcó el principio del fin de la minería en la comarca.
Primero fueron cayendo las explotaciones más pequeñas y en 1990, en el marco de un contexto de crisis mundial de los precios de los metales, las máquinas de San Finx, que por aquel entonces pertenecía a la familia de Gabriel Pérez, emitieron sus últimos sonidos.
Ahora, dos décadas después, la actividad ha vuelto a la mina de Lousame. Por una parte, en el viejo poblado se están llevando a cabo trabajos de restauración de diversos inmuebles, con el fin de que culminen con la apertura de un museo. Por otro lado, una empresa, Investimento Grupo Inversor, está haciendo pruebas para reactivar la mina este mismo año. Puede que Lousame vuelva a ser referente de la minería gallega.



5 comentarios:

  1. E acordo co nomenclátor da Xunta de Galicia a forma correcta de escribilo é San Fins

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    1. Anónimo, grazas pola información. Nos neste momento non vamos cambiar a denominación, a xente do lugar e no Concello de Lousame usan San Finx

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  2. Me parece muy interesante esta historia de la minería en nuestra tierra gallega. Vale la pena leerla y disfrutar de las fotos maravillosas de esos lugares tan bonitos. Seguramente que ahí estuvo el Paraíso Terrenal de Adán y Eva.
    Saludos desde Barcelona. P R B

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  3. Me gustaría conocer las máquinas SEPARADORAS del wolframio de los años cincuenta.

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  4. Ola Julian: nos somos un club de sendeirismo que fixemos unha ruta nesa zona, pero non temos nada que ver co museo das minas. Para información dese tipo podes poñerte en contacto co concello de Lousame, neste número de teléfono 981 820 494 ou por email: omij@lousame.es/omix@lousame.es
    Saúdos
    CMB Vintedouspés

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